SILENCIO E INDIFERENCIA SIMBOLOS DE AGRESION

SILENCIO E INDIFERENCIA SIMBOLOS DE AGRESION

SILENCIO E INDIFERENCIA GENERADORES DE VIOLENCIA

SILENCIO E INDIFERENCIA GENERADORES DE VIOLENCIA

miércoles, 30 de diciembre de 2009

PARE YA DE MENTIR

Muchos vivimos en derrota por mentirnos continuamente. He aquí cómo podemos programar de nuevo la mente.
La gente se habla a sí misma en todo momento en que se halla despierto. ¿Le sorprende saber eso? ¿Acaso pensó que usted era la única persona que sostenía un soliloquio? La pregunta no es si usted habla consigo mismo, sino "¿qué se dice a sí mismo?". ¿Acaso se nutre usted de la verdad o el autoengaño?
Una íntima amiga mía sostiene un soliloquio prácticamente en todo momento y de forma audible. Hace unos años, cuando llevé un ministerio de oración a Egipto, esa misma amiga fue mi compañera de habitación durante esa estadía. Cada mañana, ella platicaba consigo misma, y se reía sola mientras se maquillaba. Un día le dije: "Tú no necesitas conversar conmigo, ¡si te la pasas muy bien tú solita!".
Los psicólogos indican que la persona promedio tiende a decirse de 40,000 a 50,000 cosas a sí misma diaria­mente. Un 70 por ciento o más de esas expresiones son cosas negativas. Sin embargo, los atletas profesionales considerados como excepcionales expresan que reducen su autoplática a unas 20,000 expresiones o menos, y menos del 50 por ciento de éstas son negativas.
Tanto el pensamiento positivo de concentración como el sostener un soliloquio resultan ser factores críticos de usted querer moverse de la persecución a la victoria. ¿Por qué? Porque "la fe es por el oír" (Romanos 10:17). Su sistema de creencias se crea basado en lo que usted piensa y lo que usted se dice a sí mismo, ¡y no tan sólo en lo que usted diga en voz alta!
Si un comercial de televisión y demás formas de anuncios repetitivos no fuesen eficaces en la venta de productos, nadie pagaría por transmitirlos. Pregúntese: "¿qué es lo que le anuncio y vendo continuamente a mi subconsciente (o ser interior) mediante mi soliloquio?".
El subconsciente no tiene poder alguno para ejercer juicio, sino que simplemente graba la información y las experiencias a medida que sucedan, toma como verdad lo que se dijo, y entonces lo cree. El abuso en específico es parte de una campaña de mercado que el diablo diseñó para venderle a usted el fracaso personal.
Es por eso que las palabras que salen de su boca (lo que les diga a otros), las meditaciones del alma (lo que usted mismo se diga) y las palabras de los demás (las dichas por alguien a quien escuchó), sean positivas o negativas, determinan muchísimo lo que usted piensa, lo que hace y en quién usted se convertirá finalmente. Lo que usted se diga siempre debe ser aceptable ante los ojos de Dios.
Usted nunca está desempleado; siempre tiene el trabajo de ser el guardián de su mente. Usted determina lo que se permitirá ver, oír y pensar. Es usted quien debe aprenderse la Palabra de Dios si intenta retar y captar cualquier pensamiento que sea contrario a la voluntad del Señor y llevarlo ante Él con verdad (ver 2 Corintios 10:4-5).
Personalmente, Dios lo hace ser res­ponsable del templo que le dio a cuidar. Por consiguiente, evite amistades y compañías negativas. Filtre las películas que vea, la música que escuche, las transferen­cias cibernéticas que vea, y las revistas y libros que lea.
Bien dice el dicho: "Su actitud determina su altitud". Definitivamente, su actitud afecta su relación con Dios y los demás e igualmente afecta su salud —mental, emocional y física— y, de ser una negativa, lo llevaría a un soliloquio perjudicial.
Es posible que nada pueda afectarle adversamente su actitud de la misma forma que lo haría una herida causada por otra persona. La gente que está dolida u ofendida, suele luchar contra el hecho de perdonar a la persona que le causó el dolor, a sí mismo y hasta a Dios. El resultado de los pensamientos, los sentimientos a causa de la falta de perdón y la amargura, producen no tan sólo una actitud negativa, sino enfermedades y dolencias físicas.
Tal vez una de las razones por las cuales su actitud pueda causar enfermedades, dolencias y otras formas de tormentos es que determina también el nivel de su estrés. Algunas personas "acumulan" su estrés y lo llevan en silencio, mientras que otras lo "gritan" y ventilan a los cuatro vientos.
En ambos casos, el estrés es un asesino que se acelera e intensifica cuando nuestro enfoque está por todos lados menos donde debe estar. Proverbios 3:5-8 dice: "Fíate de Jehová de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará todas tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión. Teme a Jehová, y apártate del mal, porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos".
No presuma que lo sabe todo. ¡Corra hacia Dios! ¡Aléjese del mal! Su cuerpo se verá resplandeciente por contar con una buena salud, ¡y sus huesos estarán llenos de vida! Si usted decide vivir observando el vaso medio vacío, en vez de medio lleno, estará condenado a la desilusión. En la vida, usted halla lo que busca, no lo que ve. Si su perspectiva de la vida, incluyendo su pasado, es triste, entonces usted permanecerá triste. Todo tiene que ver con la perspectiva que tenga usted.
Si usted le añade una mala actitud a un pasado que no ha sido sanado, las presiones comunes del diario vivir y el continuo aluvión de soliloquios negativos, usted puede llegar a la desesperación. Y nunca olvide que los espíritus demoníacos trabajan horas extras, para asegurarse de que usted tome esa senda.
La persona con heridas emocionales suele albergar una serie de sentimientos que oscilan desde la decepción y el enojo hasta el odio y la ira contra quienes la hayan herido. La sanación comienza cuando la persona renuncia a esos sentimientos y aprende a diferenciar entre el actor y el acto, al odiar lo que se hizo sin odiar a quien lo hizo.
Esto es una respuesta bíblica, pues la Biblia dice que no debemos dejar que el sol se ponga sobre nuestra ira, porque cuando permitimos que la ira hierva a fuego lento durante la noche, le damos paso al enemigo.
El problema más complicado y difícil con el que las víctimas lidian es contra los sentimientos concernientes a sí mismas y, de hecho, no suelen tener fundamentos. Si continúa respondiéndoles a los altibajos de la vida según sus experiencias del pasado en vez de permitirle al Espíritu Santo dirigir sus respuestas, usted sólo logrará reforzar cualquiera de las fortalezas interiores que tenga.
Desacredite las mentiras
¿Qué es lo que causa el hecho de que sucumbamos al autorechazo? ¿Será por lo que los demás nos han hecho? ¿Acaso será por lo que hayamos escogido creer sobre nosotros mismos?
Debemos aclarar una verdad esencial: Dios nos ama tal cual somos. Él nos ama cuando hacemos bien y hacemos mal. Nuestros pecados no afectan el amor que Dios siente por nosotros. Dios nos ama incondicionalmente. Es posible que aflijamos el corazón de Dios, pero nunca se nos escapará su amor.
La Biblia nos dice que "Dios es amor" (1 Juan 4:8). La esencia de Dios es el amor. Es por eso que aun cuando estábamos destinados a pecar, Dios nos mostró su amor, al enviar a su Hijo a morir por nosotros (ver Romanos 5:8). El Señor nos amó cuando fuimos sus enemigos, y no hay nada que nos pueda separar de su amor por toda la eternidad.
Por consiguiente, el autores­peto y la autoaceptación deberían basarse en el gran amor de Dios, no en nuestras obras. Nuestra autoestima (el valor que nos damos) debería basarse en el hecho de que Dios nos creó para su propósito. El Señor nos programó a cada uno de nosotros con un potencial para el reino, una asignación de por vida que sólo nosotros podemos realizar.
Es posible que usted proteste y diga: "¿Y qué de la debilidad que siento? ¿Y qué de mis defectos? ¿Qué tal de mis logros, mi educación o cómo luzco?". Desde luego que algunas de estas cosas son responsabilidad suya. Algunas las podemos y deberíamos cambiar, pues el que mejoremos es siempre algo de orden.
Las cosas que no podemos cambiar, simplemente las aceptamos conforme se las entreguemos a Dios. Pablo escribió: "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento" (1 Timoteo 6:6).
Ser fuerte no es la meta final; pero ser de Dios sí lo es. Cuando le pertenecemos al Señor, y dependemos de Él en obediencia, Él demostrará su fuerza a través de nuestra debilidad. "Lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte" (1Corintios 1:27), y de esa manera Él recibe la mayor gloria.
La pregunta que hay que hacerse no es sobre su habilidad o inhabilidad, sino de sudisponibilidad. Es posible que conforme buscaba entender y ver si tenía sentido el dolor que padeció y las traiciones que sufrió, usted juzgaba a Dios al igual que lo hacía con quienes lo hirieron a usted. Si ese es el caso, oro para que esa verdad seque la tierra que hay en su corazón y cause que se arrepien­ta de haber cuestionado la integridad del Padre celestial.
Tal vez usted se habrá preguntado como yo lo siguiente: "¿Por qué Dios no previno las situaciones dolorosas que he experimentado? ¿Dónde estaba Él cuando ocurrieron? ¿Cómo es que estuvo a mi lado y permitió lo que me hicieron?".
Aunque esas preguntas son perfectamente razonables, nunca sabremos sus repuestas en esta vida. Sin embargo, hay ciertas cosas que pueden ser ciertas: Dios se afligió cuando usted se afligió. Él sufrió cuando usted sufrió. Él estaba dolido cuando usted estaba dolido.
No obstante, Dios se restringe a la ley de su propia naturaleza, Él no nos creó como robots, sino como agentes morales con capacidad para tomar decisiones. Dios permite de forma misteriosa que el pecado siga su curso hasta que estemos convencidos de que el ser humano es totalmente incapaz de recibir justicia sin Cristo.
Hace más de dos mil años, Jesús le quitó el poder a Satanás en el Calvario, y lo desarmarlo por completo. Eso sí, el diablo podrá herirlo sólo si usted escoge aceptar temer y no creer que eso que hizo Jesús es verdad.
Tome en cuenta que los recuerdos no dejan de existir. Simplemente, dejan de provocar dolor. Y, mejor aún, adquieren un nuevo potencial. ¡Eso es algo muy natural para quienes hayan sufrido y se convierten en consejeros y ministros para los demás! Dios hará uso de lo que una vez fueron sus áreas de gran debilidad para la gloria de Él.
Parte de la verdad es que usted no es una víctima ni un mero sobreviviente, pues Cristo lo ha hecho superar. Si ha vivido la vida como víctima y no en victoria, entonces ha creído en mentiras. Es posible que sean mentiras sobre usted, los demás o el diablo. No obstante, las mentiras que más nos debilitan son las que existen sobre Dios y su amor. Pídale al Señor que le revele esas mentiras para que las anote. Luego, programe de nuevo su mente con la verdad, para que contrarreste cada una de las mentiras. He aquí algunas actividades en las que puede involucrarse:
· Leer la Palabra.
· Reemplazar los pensamientos negativos por las Escrituras que desacreditan las mentiras que usted cree sobre Dios, usted y los demás.
· Realizar soliloquios más sanos.
· Hacer amistad con personas que son emocionalmente saludables.
· Alejarse del 90 por ciento de la población que no desea ser feliz y unirse al 10 por ciento que sí lo desea.
Aprovechar cada oportunidad que Dios le da para usar su experiencia y ayudar a los demás.
Finalmente, respétese y recíbase como un regalo de Dios con un propósito divino. Jesús lo ha redimido por completo, y eso incluye los abusos que usted ha padecido. Sobrepóngase al pasado, y permita que los demás vean la gloria de Dios a través de usted.
Por Alice Smith

ANIMO! EL SUFRIMIENTO ES PARA VENCER.

Sergio Scataglini

De la prueba no vas a salir más débil sino más fuerte

En el avión en que viajaba a predicar, yo iba preguntando: "Señor, ¿por qué tu Iglesia se ve tan débil? Tantas mentiras, tantos adulterios, tanta gente que está en pecado. Señor, ¿qué podemos hacer para fortalecer a tu Iglesia?" Y claramente sentí una voz que le dijo a mi corazón: "Enséñale a mi pueblo a sufrir". Realmente no esperaba esa respuesta, pero en obediencia, comencé a bosquejar ese mensaje. Las primeras veces me costó mucho transmitirlo, pero se transformó en uno de los mensajes clave de nuestro ministerio. Porque, junto con muchos otros siervos, estamos preparando a la iglesia de Jesucristo para los tiempos que vienen, que serán difíciles y a la vez serán tiempos de la más grande victoria, de la más grande cosecha que jamás hayamos visto.
Mientras estemos de este lado del cielo, viviendo en un mundo que todavía está sujeto a las consecuencias del pecado, será inevitable una cuota de padecimientos. El Señor mismo dijo: "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Jn 16.33b).
Si no aprendemos esta lección, cuando sobrevenga la prueba podemos caer en desconcierto y confusión, dando al enemigo de nuestras almas ocasión de sacar ventaja.
Observemos de qué manera tan balanceada se desarrolla este tema en 1 Pedro 4, comenzando por los versículos 1 y 2: "Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios". Siguen los versículos 12-14: "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado", y el versículo 16: "Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello". El versículo 19 anima: "De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien".
Luego, en el capítulo 5:9, exhorta: "Al cual resistid (al diablo) firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo". Y en los versículos 10 y 11 viene la gran esperanza: "Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesu-cristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca".
Esta es palabra fuerte, es carne espiritual y es un manjar.
Así que, en primer lugar, prepárate para sufrir, pero siendo consciente de lo dicho antes, no pierdas tu dignidad cuando padeces de acuerdo con la voluntad de Dios. En tales circunstancias, tampoco dejes que el sufrimiento congele tu ministerio sino aplica el versículo 19: "Encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien".
Acuérdate que no estás solo. En las pruebas mucha gente cae en colapso porque piensa: "Soy el único al que le pasa esto", y se sienten incomprendidos. Pero mantente firme sabiendo que tus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos.
Dios te va a fortalecer; de la prueba no vas a salir más débil, sino más fuerte. Él solo nos pide (ver 5:10) "un poco de tiempo": esto lo tengo subrayado en todas mis Biblias: ¡a ti te pueden parecer diez mil años, pero es "un poco de tiempo"!
Él estará contigo y te dará valentía, y no te enviará una prueba mayor de la que puedas soportar, sino que dará juntamente con la tentación la salida para que puedas resistir. ¡No creas las mentiras del diablo!
Te animo a orar diciendo: "Señor, yo necesito que me fortalezcas. No sé cuánto más va a durar esta prueba, pero algo sé: que de ella voy a salir victorioso".

LA IMPORTANCIA DE LA ADORACION EN MOMENTOS DE PRUEBA

Por Claudio Freidzon

quiero compartir contigo, una historia muy particular que relata la Biblia sobre el pueblo de Israel. Muchas fueron las situaciones por las que el Pueblo de Dios atravesó y en este caso, se trata de una que tiene que ver con las pruebas y dificultades en momentos claves.

Según el pasaje de 2da. de Reyes capítulo 3, Israel se hallaba en problemas. Tenía que luchar contra un pueblo: los moabitas. Ahora bien, ¿cuándo es que Israel se mete en problemas? Básicamente, cuando planea atacar a este pueblo con sus propias fuerzas, es decir, humanamente. Cuando ya todo había comenzado y se hallaban en el medio de la guerra, se dieron cuenta de que estaban en una posición poco alentadora y que iban a perder. Entonces el rey de Israel, Josafat viéndose comprometido y que estaban perdiendo, preguntó “¿no hay aquí profeta de Jehová para que consultemos a Jehová por medio de él?”. Esta fue la reacción del rey, querer buscar la guía de Dios luego de haber comenzado a hacer las cosas sin Dios. No obstante, ¿quién estaba allí? Eliseo, profeta de Jehová a través de quien la palabra de parte de Dios se hace presente.

Se metieron en problemas, no habían consultado a Dios. Estaban aterrorizados porque estaban a punto de perderlo todo. Se dieron cuenta que no tenían ni la estrategia, ni la salida y que de seguir así , iban a perecer, iban a morir. Humanamente iban a fracasar, por lo tanto, el rey Josafat emprendió la búsqueda desesperada de Dios a través de Eliseo. La Palabra del Señor vino sobre Eliseo el cual dijo “haced en este valle muchos estanques”, y luego agregó “esto es cosa ligera a los ojos de Jehová que entregará también a los moabitas en vuestras manos”. Ahora bien, hay algo sustancial que quiero que aprecies y es que cuando el pueblo de Israel acude al profeta, éste les responde “no puedo tener palabra, no puedo decir la estrategia hasta que no haya música”. Allí, enseguida, trajeron al tañedor que era un hombre que ejecutaba un instrumento. Y en ese mismo momento en que comenzó a fluir la música y la adoración bajo la unción de Dios, en ese momento vino la Palabra de Dios, cayó su presencia y el Señor les dio la estrategia según la cual les dijo “no veréis viento ni veréis lluvia pero este valle será lleno de agua y beberéis vosotros y vuestras bestias y vuestros ganados porque esto será cosa ligera a los ojos de Dios”. En otras palabras, lo que hizo el Señor fue darles una estrategia apareciendo justo en el momento oportuno, en que el pueblo más lo necesitaba.

En esta oportunidad quiero decirte a ti, que está encerrado en luchas, en necesidades en problemas, que estas atravesando por pruebas, que mientras la presencia de Dios desciende, cosa ligera es a sus ojos hacer el milagro que estás esperando, como algo sencillo en manos de nuestro padre, verás a tus enemigos caer delante de ti. Para nosotros los milagros son imposibles pero para Dios es cosa ligera porque para él hacer un milagro es algo simple. Solo debemos abrir nuestro corazón y creerlo. Simplemente tenemos que decirle al Señor: “Señor, yo lo creo”. Es necesario que la presencia de Dios te envuelva, que permitas que en tu corazón haya la suficiente libertad para que Dios te hable y te muestre lo grande y lo maravilloso que es él en un mundo seco, vacío donde la abundancia prácticamente no se ve, sino la escasez, la esterilidad, etc. Dios te habla de que él es quien hace que las promesas se cumplan y quien promete que te multiplicará en abundancia. Retomando el ejemplo del pueblo de Israel, lo cierto es que el valle debía poseer posos que el Señor luego cubriría con agua para que a la mañana siguiente, los enemigos, es decir, los moabitas pensaran que el reflejo del agua fuera la sangre de los mismos israelitas y avanzaran sobre el territorio totalmente desarmados como lo hicieron. De esta manera el Señor entregó a Israel al enemigo en sus manos. Si sientes que tu situación es similar a la que relata este pasaje bíblico, levanta tus ojos a los cielos porque de El vendrá tu socorro. La Biblia dice ¿quién estará de pie cuando el poder de Dios se manifieste? Dios es capas de mostrarse aún en el último momento. Cuando parece que todas las puertas se cerraron, cuando parece que todo es imposible, cuando el dolor y las situaciones se empeoran vamos a dejar que sea la música, la alabanza traiga la presencia de Dios y El intervendrá en su vida. Cosas que puedan estar enquistadas en su vida, Dios las puede quitar hoy. Viene un tiempo de sanidad, un tiempo de renuevo. La Biblia dice que cuando hay alabanza, la presencia de Dios desciende. Por eso te animo a que en este nuevo año que comienza, puedas ser un verdadero adorador, aún en los momentos difíciles y de adversidad. Tú y yo podemos atraer la presencia de Dios mediante la música, en adoración y alabanza a Él. Si tú le alabas y abres tu corazón, Él se glorificará cuantiosamente delante de ti. ¡Que el Señor te bendiga

LA RAIZ DE LA AMARGURA

¿Por qué razón quedan raíces amargas en nuestras vidas?
Y lo primero que te puedo decir es que una de las causas más importantes, tal vez más definitorias, por las que pueden quedar raíces amargas es la falta de perdón.

Perdonar es una llave en la Sanidad Interior que nos abre paso a la sanidad del alma.

La falta de perdón suele hacer que queden en nuestro interior raíces amargas.

En Efesios 4:32 leemos: “Mas bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.”

Esta es nuestra obligación.

Sin embargo, no parece un trámite tan sencillo, porque si todos pudiéramos perdonar de corazón, fácilmente, no habría tantas personas afectadas con raíces de amargura.

Sabemos que el perdón que extendemos es un perdón inmerecido, la persona al que perdonamos no se merece nuestro perdón, así como tampoco nosotros no merecemos el perdón de nuestros pecados que Dios nos dio en Cristo.
El acto sincero de perdón produce alivio, trae paz.
Perdonar es como sacarnos una piedra enorme de nuestra espalda y quitarnos un terrible peso.
Ésta es la sensación que experimentamos al perdonar una ofensa.
En Marcos 11:25 y 26, la Palabra nos dice que si no perdonamos, Dios no nos perdona.
Alguien dijo una vez que “perdonar es recordar las ofensas en paz.”
Es decir, es algo así como recordar que sí, efectivamente, algo nos pasó y fue doloroso,… pero no obstante, podemos recordarlo sin sufrirlo nuevamente.
Los que dicen haber perdonado, pero no tienen paz al recordar el daño se engañan a sí mismos; algunos hasta llegan a decir: “A tal persona la perdoné, pero no me la nombren más en mi vida”. Es evidente que no hubo un perdón verdadero.

Hay personas que vivieron un hecho doloroso y cada vez que lo recuerdan entran en estado de angustia, porque el dolor está ahí vivo, activo, como si recién hubiera sucedido.

Somos personas con memoria, con historia; el recuerdo puede estar.
Pero una vez que sanamos, ese recuerdo ya no nos provoca signos de amargura.
Cuando perdonamos estamos libres del resentimiento.

¿Qué es el resentimiento?….. La palabra se forma con dos elementos: re - sentir, es volver a sentir aquí y ahora con los que me rodean, lo que ya sentí antes y por causa de otra persona.

Supongamos que yo me enojo mucho con una persona y le cargo con un montón de culpas: “¡Porque has hecho esto que a mí no me gusta! ¡Estoy muy enojado contigo!”

Es aquí y ahora con esta persona, pero le estoy diciendo, y tal vez repitiendo, lo que, en verdad, le correspondía a aquella otra por lo que me hizo hace tiempo atrás.

Hay que revisar con cuidado cuando uno se enoja.
En ocasiones hasta vemos la causa justificada: “¡Me enojé con tal persona!, o ¡estoy enemistado con tal persona por esto, por esto y por aquello otro que me molestó”! Y damos las explicaciones del caso.

Pero habría que revisar si la causa de este gran enojo o de esta ofensa actual, no tiene una raíz de amargura conectada al pasado y con otra persona.
El perdón es, ante todo, algo que sucede en nuestro corazón.

Cuando perdonamos, perdonamos dentro de nosotros.
Y no hace falta que esté la persona a la que tenemos que perdonar allí, delante de nosotros.

¿Por qué digo esto? ….Porque a veces, sólo podemos perdonar en el recuerdo, ya que la persona que nos dañó ni siquiera está viva.
Entonces el acto del perdón es un acto que sucede, primordialmente, en nuestro interior, en nuestro corazón.

Si además, después podemos acceder a la persona involucrada y decirle que la perdonamos, esto es otra posibilidad;….. pero el perdón, ese perdón genuino del que estamos hablando, tiene que surgir dentro de nosotros.
A veces sucede que perdonamos a una persona con quien ya no vamos a tener ninguna relación.

Alguien de un grupo al que pertenecíamos antes que nos dañó, o un miembro de la familia que nos robó algo valioso para nosotros……. Y así y todo, también hay que perdonarlo;…. pero el Señor no le manda que se amigue nuevamente con él.
Insisto, el perdón es algo que está dentro de nosotros, en nuestro interior; surge desde nosotros hacia aquellas personas que pasaron por nuestra vida y nos lastimaron.

Eventualmente, en nuestro diario vivir, nos vamos a encontrar con personas hirientes a las que vamos a tener que perdonar…… Pero el perdón se extiende aun, cuando la persona que nos dañó, no esté cerca de nosotros.
Es conmovedor saber cómo algunas personas pudieron perdonar el horror de los nazis.

Hace poco tuve la oportunidad de leer en un libro el tremendo testimonio de una mujer judía que había sido hostigada de niña en los campos de concentración.

Años más tarde, ella conoció a Jesús y tuvo la oportunidad de ir a hablar, después de la guerra, a un lugar donde había alemanes que habían participado de los castigos y las torturas que ella misma había padecido.

En esa oportunidad, esta mujer perdonó a sus agresores. Sin embargo, no estaban todos ahí, no estaba cada uno de sus castigadores, pero igualmente los perdonó a todos.
Y fue un testimonio tremendo, realmente muy fuerte. Los alemanes que habían sido nazis y estaban presentes, se acercaron a ella a pedirle, personalmente, que, por favor, los perdonara.

Cuando se produce el acto sincero de perdón, el Señor abre los cielos….. Algo pasa en la vida de las personas…… Algo extraordinario pasa en los sentimientos……. Algo se transforma alrededor.
Sabemos que no es fácil perdonarlo todo,… pero si perdonamos, la bendición de Dios empieza a actuar de una forma especial sobre nosotros.
Otra razón para que broten raíces de amargura es la auto-condenación.
Hay personas que viven cargando con su pasado, como si el Señor no las hubiera perdonado.

Esto es como no creerle al Señor.

Le quiero compartir un duro ejemplo sobre las terribles consecuencias que se sufren cuando no se recibe el perdón del Señor y se cae en la auto-condena.
He ministrado a muchas mujeres que antes de conocer al Señor han practicado abortos; pero luego de recibir a Cristo, se han arrepentido de corazón por lo que hicieron y con dolor en la presencia del Señor.

Sabemos que Él las ha perdonado, sin embargo, muchas de estas mujeres no han aceptado ese perdón.

Y esto se pone de manifiesto cuando muchas de ellas no pueden quedar embarazadas.

Entonces nos preguntamos: ¿qué pasó?, ¿hay alguna auto-condena?……La temida respuesta es: “Dios no me manda hijos por los pecados que yo cometí anteriormente.”

Personalmente he escuchado decir: “Seguro que no quedó embarazada por los abortos.”

Es lamentable que no puedan aceptar el hecho concreto del perdón de Dios.
El Señor dice en Hebreos 8:12, “Yo les perdoné sus iniquidades y nunca más me acordaré de sus pecados”.

Éste es el Nuevo Pacto: el Señor ya no va a tener presente nuestros pecados, nos arrepentimos y nos perdonó; estamos en una nueva etapa, iniciamos una nueva vida que Él nos está dando.

Si el Señor es verdaderamente el Señor de nuestra vida, y Él dice que nos perdona, quiénes somos para decir que Él no nos puede perdonar.
En Hebreos 12:15 el apóstol Pablo nos dice: "Miren bien que ninguna raíz de amargura los estorbe"….. Pero… ¿a dónde debo mirar? A tu interior, a ese pasado que está molestando tu presente, y te recomiendo que lo hagas ya…. ahora, no permitas que ni un segundo más una raíz amarga moleste tu corazón.
Condensado del libro: Sanidad Interior “Una necesidad o una Obligación” del Rev. Horacio Latté

ES USTED ADICTO A LA APROBACION?

La única forma de salir del cautiverio es comenzar a buscar de la aprobación de Dios en vez de la del hombre.

Una epidemia de inseguridad le roba la felicidad a mucha gente en la sociedad actual y causa grandes problemas en las relaciones. Sé bien cual es el efecto de la inseguridad en la vida de la gente, porque lo he experimentado. Sé lo que le ocasiona a la persona. Quienes han sido heridos profundamente ­como resultado de haber sufrido abusos o rechazo de forma severa, como me sucedió­ buscan tener la aprobación de los demás para tratar de compensar el sentido de rechazo y baja autoestima.

Esas personas sufren por esos sentimientos, y tienden a buscar la aprobación de las demás para evitar el dolor. Se sienten abatidas si alguien parece no aprobarlas de alguna manera o por alguna razón, y se ponen ansiosas por la desaprobación hasta tanto sientan que son aceptadas de nuevo.

Derivan su sentido de valor basándose en la aceptación de los demás en vez de la esencia de quienes son. Es por eso que algunas personas se convierten en adictas a la aprobación, por necesitar siempre de la aceptación de los demás para sentirse feliz y seguros.

Estas son personas controladas por su adicción. La aprobación se torna en algo que piensan no podrían vivir sin ella. Si la tienen, son felices y se sienten bien de sí mismas; pero si no la tienen, se deprimen y ponen graves.

Quienes son adictos a buscar la aprobación de los demás tienen preocupaciones anómalas y, continuamente, se preocupan por lo que los demás piensen de ellos.
Como cualquier otro adicto, las personas inseguras necesitan de alguien que les reafirme o asegure que todo marcha bien y son aceptados. La aprobación externa que buscan les dicta el comportamiento. Buscan conseguir una aprobación o un elogio y se sienten bien por un momento, pero hallan después que necesitan unos cuantos más.

No hay una cantidad de aprobaciones específica que los mantenga con seguridad total. No obstante, nadie tiene que sufrir de inseguridad. Existe una cura para la adicción a la aprobación, y surge de la revelación que recibimos de la verdad del amor incondicional de Dios. La Biblia nos dice: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). Sólo una cosa nos hará libres, y esa es la verdad. Sin embargo, es lo que más trabajo nos da para lidiar. No nos importa enfrentar la verdad de las demás personas, pero cuando se trata de enfrentar la nuestra, eso ya es otro asunto.
La libertad verdadera nunca llega hasta tanto nos damos cuenta por completo que no tenemos la necesidad de luchar para conseguir del hombre lo que Dios nos da gratuitamente: amor, aceptación, aprobación, seguridad, valor y apreciación.

Fue muy difícil para mí tener que enfrentar mi inseguridad y decir: "Soy insegura, no me gusta mi persona, y necesito la ayuda de Dios para sanar en esta área de mi vida". Pero tuve que pasar por el dolor de enfrentar la verdad y el cambio, y eso me trajo libertad. Si me hubiese negado a enfrentar la verdad, aún estuviese en cautiverio, tratando de agradarle a los demás.

La única forma de salir del cautiverio es comenzar a buscar de la aprobación de Dios en vez de la del hombre. Dios quiere que nuestra seguridad provenga de Él, no de las cosas o los demás.

Él es nuestro refugio, nuestra torre fuerte, nuestra fortaleza, quien nos sostiene en momentos de tribulación y es nuestro escondite (ver Sal. 9:9; 31:4; 32:7; 37:39; 46:11). Nuestro valor, apreciación, aceptación y aprobación provienen de Dios. Siempre y cuando tengamos esas cosas, tenemos las cosas más valiosas del mundo.

Le insto a que evite distraerse y dirija su mirada hacia Jesús, "el autor y consumador de la fe [suya]" (Heb. 12:2). Se elevará hacia nuevos niveles de libertad, y se tornará en la persona segura y madura para lo cual fue creada: para caminar con la seguridad de saber quién es en Cristo. JOYCE MEYER

EL UNGUENTO Y EL PERFUME ALEGRAN EL CORAZON

Si las palabras que su amigo habla son de bien es porque hay cosas buenas en su corazón Si su amigo habla mal es porque algo anda mal en su corazón. Jesús declaró esto al decir: «De la abundancia del corazón habla la boca» (Mt 12:34).

Unos soldados que eran amigos fueron juntos a la guerra, y solo uno de ellos regresó:
-Mi amigo no volvió del campo de batalla, Teniente. Solicito permiso para ir a buscarlo-, dijo un soldado a su superior.
-Permiso denegado, -replicó el oficial-, No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente ha muerto.

El soldado no hizo caso a la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.

El oficial estaba furioso: -¡Ya le dije yo que había muerto! Dígame, ¿merecía la pena ir allá para traer un cadáver? Y el soldado, moribundo, respondió:

-¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: ‘¡Estaba seguro que vendrías!’.

¡Cuán importante es escoger bien con quienes vamos a hacer el viaje de nuestra vida! Muchas veces estamos rodeados de personas que influyen negativamente en las circunstancias que nos rodean, en los pensamientos, en las maneras de hablar y de hacer las cosas. Tenemos que escoger bien con quiénes vamos a transitar el camino de la vida. Usted es la única persona que puede decidir acerca de quién influenciará su vida. Si usted está rodeado de personas altaneras y orgullosas, al tiempo usted también será igual. Es importante escoger bien a nuestros amigos. Tenga cuidado con las influencias que está dejando entrar a su espíritu y a su corazón.

Job se llevó una sorpresa con los amigos que tenía. El consejo que recibió de ellos fue: «Abandona a Dios». Cuando tus amigos te aconsejan algo en contra de Dios, es tiempo de cambiar de amigos. Las malas compañías corrompen los buenos hábitos. Cuanto más tiempo pasemos con ellos, más nos pareceremos a ellos.

Para saber cómo escoger amistades debe responderse algunas preguntas:

1. ¿Cómo hablan mis amigos? «El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre» (Pr 27:9). Si las palabras que su amigo habla son de bien es porque hay cosas buenas en su corazón Si su amigo habla mal es porque algo anda mal en su corazón. Jesús declaró esto al decir: «De la abundancia del corazón habla la boca» (Mt 12:34). Reúnase con amigos que tienen el bien en su boca.

2. ¿Traen mis amigos un buen informe? Cuando estoy con ellos, ¿me hablan cosas buenas o negativas? Una vez Dios usó a mi esposa para llamar mi atención sobre un asunto. Yo tenía un grupo de amigos que cada vez que estábamos juntos me decían: «Marcos, como te queremos tanto debemos decirte esto», y procedían a decirme algún chisme, informe negativo o ambas cosas. Entonces comenzaba a sentirme mal después y le contaba a mi esposa Miriam lo que me habían comentado «mis amigos». Un día, ella, con su vocecita tierna me dijo: «Marcos ¿no te has dado cuenta que siempre que te juntas con ellos te traen un informe negativo?». Entonces, caí en cuenta y dije: «Es verdad». Empecé a enterarme que necesitaba tomar distancia de esos amigos. Poco a poco se fueron alejando, y gracias a Dios ya no recibí más esos informes negativos.

3. ¿Manifiestan mis amigos la paz de Dios? Cuando sus amigos llegan a su casa ¿traen consigo tranquilidad y paz o vienen acompañados de una nube negra con rayos y centellas? Usted conoce esa gente que entra a su casa y al instante empieza a tronar y relampaguear. Si cuando usted abre la puerta para que ellos entren, junto con ellos entra una brisa fresca de paz a la sala de su casa, esa es la gente con la que usted debe reunirse. Esa es gente buena.

4. ¿Cómo puedo saber qué clase de amigos tener? La respuesta la hallará en Mateo 7:17-20. Jesucristo dijo: «Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego, Así que, por sus frutos los conoceréis».

Reúnase todas las veces que le sea posible con gente de paz que tiene los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, mansedumbre, templanza, es con quienes tiene que juntarse. Esa gente es buena influencia. Tal vez hay gente de la que necesita tomar distancia. Pídale al Señor que le dé la oportunidad de poder hacerlo.

AÑO NUEVO, TODO NUEVO

Tu Creador vio tu vida antes que estuvieras en el vientre de tu madre, y te vio con propósito, con sueños, con logros.

¿Te gustaría comenzar año nuevo con todo nuevo? E ir teniendo todo nuevo, no como nuevo, sino realmente nuevo.

Tener nueva casa, o la misma, pero nueva; la misma familia, pero nueva; el mismo esposo, pero nuevo; el mismo cuerpo, pero nuevo; los años que tenés, pero como recién nacida a una vida nueva y victoriosa!!!

Apocalipsis 21: 5- 7

El que estaba sentado en el trono dijo: “¡yo hago nuevas todas las cosas!” Y añadió: “Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.”

También me dijo: “Ya todo está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed le daré gratuitamente de la fuente de agua de la vida.
El que salga vencedor heredará todo esto, y yo seré su Dios y él será mi hijo.

Fuiste creado por Dios, permitido a la vida por él. No conozco tu origen, ni quienes son o fueron tus padres, si planearon o no que nacieran, si sos el resultado de un gran amor o un “accidente”, pero si se que si has vivido hasta el día de hoy, es porque tu Padre, tu Creador vio tu vida antes que estuvieras en el vientre de tu madre, y te vio con propósito, con sueños, con logros.

El puso su mirada sobre tu vida. Aún cuando vinieron días de dolor o de sufrimiento porque te enteraste que no quisieron tenerte, o que te regalaron, te abandonaron; no te amaron o no te cuidaron como lo necesitaste, te enfermaste; estuviste tantas veces al borde de la muerte porque tu salud era débil, por accidentes, por dolor, por fracasos, te encontraste planeando tu propio final porque ya no tenía fuerzas para seguir luchando ni viviendo. Hasta te has enojado por seguir viviendo con tanta tristeza y le hiciste tus reclamos a Dios…

Y él te dice: “Yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus propias sangres (de soledad, de amargura, de frustración) y te dije ¡Vive! Si, te dije ¡vive! Porque hija/o mías esos momentos tan duros, las consecuencias de tus decisiones apresuradas, sin pensarlo; las tristezas por las actitudes de tus hijos; aún el dolor por la pérdida de ese ser amado… tantas vivencias que parecían querer matarte, no pudieron con tu vida y aunque quizás creas que tus sueños se rompieron en pedazos, viene Papá que te creó y te creó fuerte por eso has resistido hasta ahora y te dice: VIVE. Si que hubo y aun hay dolor, pero se están transformando en cicatrices, en marcas que solo te recordarán que de todas ellas te libró el Señor, porque es él quien te ha dado fuerzas y te las ha multiplicado.

Has vivido un año intenso, lleno del favor de Dios. Su favor es el que hace que estés acá, para recordarte que tiene pensamientos y fin de bien para tu vida no de mal, que cada situación que viviste buena o no tanto, han sido, son y serán escalones a un nuevo nivel de crecimiento y de conquista en lo espiritual y en todas las áreas de su vida.

Querida mujer, es tiempo de pararte firme sobre tus piernas en la vida, con firmeza interna y externa. Tenés vida, tenés oportunidad, tenés vida, tenés a Dios, su sabiduría, tenés todo para ser una vencedora.

No te detengas, como decía Pablo corré en la vida, pero no por correr; viví la vida, no porque te queda otra, no porque qué será de tus hijos, no porque si te caés vos se cae la familia, corré y corré para ganar, para lograr aquello para lo que fuiste diseñada.

Determinate a ganar, determinate a vencer dice el Señor.

Escríbe tu sueño, dibujalo, sacale foto y hacé que resalte, porque en el tiempo señalado ese sueño que marcha hacia su cumplimento, se cumplirá. Escribe la visión, dice el Señor en Habacuc, ¡¡haz que resalte, porque en el tiempo señalado su cumplimiento viene!!!!

Aunque parezca tardar y digas “ya estoy vieja…” “estoy cansada, no doy más…” “probé tanto y nada resulta…” “se me fue el tiempo…

El Señor te dice ESPERALO, PORQUE SIN FALTA VENDRÁ!!! EN EL TIEMPO SEÑALADO, SIN FALTA VENDRÁ. EMPEZÁ A APLAUDIR DE PIE TU SUEÑO CUMPLIDO!!!

Determinate a caminar un año diferente, a ver la vida con ojos de la fe. Deja la queja, dejá esa mentalidad de víctima, dejá de ver lo que te falta, lo que no lograste, los años que ya pasaron y agradecé por el día de hoy y el mañana que será de gloria en gloria y de ¡¡poder en poder!!

Celebrá que estás vivo, celebrá que hay oportunidades por delante, que has sido elegido/a para vivr en las manos de Dios

Hoy el Señor te dice: el tiempo del sufrimiento es parte de tu historia. Hoy es tiempo de empezar a caminar porque el vino a tu vida para hacer nuevas todas las cosas. Son palabras verdaderas y dignas de confianza. ¡¡Ya todo está hecho, dice el Señor!!

Pastora Ana Castets

martes, 29 de diciembre de 2009

MALTRATO FISICO Y VERBAL ENTRE PAREJAS

Uno de los factores lamentables que conducen a la desintegración familiar es el maltrato físico o verbal del cónyuge o de los hijos. Según el libro de Génesis, el matrimonio es tan singular que cuando dos personas se casan, «se funden en un solo ser» (2:24). En otras palabras, llegan a ser un solo cuerpo. Por eso San Pablo, al citar ese pasaje, dice que «el esposo debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo», explica el apóstol, pues nadie que está en sus cabales odia a su propio cuerpo, sino que lo cuida (Efesios 5:25-33). De ahí que golpear a su esposa es como golpearse a sí mismo.

Así mismo, el que maltrata a sus hijos maltrata a la herencia que Dios le ha dado. «Los hijos son una herencia del SEÑOR, los frutos del vientre son una recompensa» (Salmo 127:3). Si vamos a seguir a Cristo, es imprescindible que dejemos de maltratarnos y que nos amemos más bien, tal y como Él nos amó a nosotros. Él se dejó maltratar para que dejáramos de maltratarnos unos a otros, y entregó su vida para que entregáramos la nuestra, hasta la muerte, por amor (1 Juan 4:7-11).

Es sumamente importante que la familia que padece de tal abuso busque ayuda antes de que suceda una desgracia, incluso la desintegración del hogar. Tanto las personas maltratadas como los agresores sufren a raíz de la violencia perpetrada, y por lo tanto necesitan buscar ayuda como familia. Sin embargo, cuando el agresor no está dispuesto a buscar la ayuda que necesita, el cónyuge y los hijos deben alejarse de él para estar libres del peligro.

Quien no tenga a su alcance ayuda profesional puede acudir a una iglesia en busca de ayuda. Dios está en todo lugar; si clamamos a Él, podemos tener la seguridad de que Él vendrá en nuestro auxilio de alguna forma u otra (Salmo 46:1). El Juez de toda la tierra nunca es partidario de la injusticia, tal como el abuso o maltrato de cualquier ser humano creado a su imagen y semejanza (Génesis 1:26,27; 9:6; 18:25; 2 Crónicas 19:7).


Si usted se encuentra en la triste y desagradable situación que producen tanto el adulterio como el maltrato, ante todo busque a Dios. Él le ama tanto a usted como a su cónyuge, y no desea la destrucción de su vida ni la de su pareja, y menos la de su hogar.

Para Dios no hay nada imposible (Lucas 1:37). Él puede mover mundos enteros, si es necesario, para restaurar su relación conyugal y así restablecer su matrimonio. Y quiere sanar las heridas más profundas de su alma. No permita que su vida se hunda en la miseria causada por el pecado, la amargura y el dolor. Extienda la mano hacia Dios para que Él lo saque de las arenas movedizas de la infidelidad y el maltrato, y si no lo ha hecho antes, tome los siguientes pasos:

Confiese que es pecador y pídale perdón a Dios por haberlo ofendido.

Crea que Jesucristo, el Hijo de Dios, murió por sus pecados y resucitó al tercer día a fin de ofrecerle la salvación.

Declare que Cristo es su Salvador y el Señor de su vida. Pues «si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.

Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo» (Romanos 10:9-10).

Nuestro mundo actual gime y se lamenta bajo el peso del abuso continuo. Satanás ha reemplazado la verdad con sus principios de poder, fuerza, ambición, concupiscencia, egoísmo, engaño y búsqueda de placer, al punto del hedonismo. Él ha tenido éxito en convencer al mundo para que persiga estos principios. Aunque nosotros vivimos en el mundo, no debemos aceptar sus principios ni practicar el abuso o maltrato.

El apóstol Pablo advirtió a los corintios en 1 Corintios 3:31 que aunque tenían que vivir en el mundo, no debían abusar de, usar excesivamente ni ser controlados por las cosas del mundo. El abuso o maltrato de la tierra da como resultado la contaminación del ambiente, lo cual causa enfermedades y amenaza la vida.

Por largo tiempo, la humanidad ha luchado en contra del abuso del alcohol y otras sustancias. En Proverbios 16:32 Dios nos alienta a practicar la moderación y el dominio propio. El pasaje dice: "Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad".

La persona que abusa de otro utiliza el engaño y la manipulación, lo que da como resultado el abuso emocional de la víctima. De todos los abusos, el maltrato emocional es el más cruel y sus efectos son más duraderos. Causa cicatrices en el corazón y sofoca el espíritu humano, dejando a la víctima traumatizada de por vida. Donde una vez hubo confianza y esperanza, sólo queda un sentido de temor, inseguridad, confusión, desesperanza e incapacidad. Un concepto erróneo de culpabilidad y una profunda tristeza abren una gran brecha entre la víctima y el abusador.

El dolor creado por las experiencias de la niñez no deja de sentirse en la vida adulta. Para algunos empeora, convirtiéndose en enojo y causando problemas aún peores para la víctima. El maltrato viene a ser repetitivo y acumulativo. Es muy fácil de aprender e imitar, por lo que el ciclo es perpetuado de una generación a otra (Éxodo 34:7). Sólo por medio de la educación se puede entender la verdad acerca del maltrato y dar comienzo al proceso de sanidad.

Si en el ciclo del maltrato la persona que abusa de otro no logra sus intenciones con el engaño, los medios de persuasión se intensifican y continúan con la siguiente fase de comportamiento.

El maltrato verbal es una forma de lenguaje expresado con vehemencia para culpar a la otra persona injustamente. Las personas que maltratan verbalmente a otros, lo hacen ridiculizando, corrigiendo, criticando, menospreciando, minimizando, desairando, burlándose y, cuando todo lo demás falla, estallan en ira con el propósito de dominar y controlar a los demás. El maltrato verbal siempre menoscaba el amor propio. Hasta cierto grado la víctima cree lo que le dicen, lo cual le roba su valor propio. La persona que abusa de otros a menudo es tan buena para controlar las apariencias que él o ella puede asumir o dejar de asumir sus manifestaciones de intimidación para "verse bien" ante el mundo exterior.

La persona que maltrata a otros se vale de las siguientes técnicas:

Hace chistes crueles y molesta a su víctima, pero insiste en que sólo está bromeando.
Acusa y culpa a la víctima por el dolor que él mismo le ha causado.
Juzga y critica a la víctima, lo cual envía el siguiente mensaje: "Yo te diré lo que está mal con tus pensamientos y acciones, y así mantendré el control".
Trata con desprecio a la víctima para hacer que se sienta insignificante.
Socava a propósito a la víctima para que pierda su confianza y determinación propias.
Amenaza y ofende a la víctima para implicar la inminencia de daño físico.
Olvida por conveniencia propia para mantener el control sobre la víctima y hacerle perder tiempo y energías.
Niega lo inapropiado de su comportamiento abusivo de maltrato.
Tiene arrebatos de ira de tal manera que asusta y amenaza a la víctima para salirse con la suya.
Después de haber agotado todas estas técnicas de abuso, él o ella intensifica su búsqueda por el control y procede a la fase final que es el Maltrato físico

Este aspecto del maltrato a menudo incluye el abuso sexual, los azotes y la privación deliberada de las necesidades humanas, tales como el alimento y los cuidados médicos de urgencia. Si la persona que maltrata a otros no se sale con la suya, el resultado puede ser la muerte de la víctima.

En la Palabra de Dios encontramos un ejemplo de abuso sexual que ocurrió hace siglos; sin embargo, contiene todas las ramificaciones que experimentan las víctimas en la actualidad. Como hoy, el abuso comenzó en la familia. El incidente y sus consecuencias se describen en 2 Samuel 13:1-32. En el versículo 2 vemos a Amnón tan angustiado por su codicia de Tamar que termina por enfermarse. Nótese que Tamar es una virgen, completamente inexperimentada.

Se fragua un plan (engaño) para que Amnón esté a solas con Tamar (vers. 3-10). Amnón entonces pide la cooperación de ella (vers. 11, 14). Cuando Tamar se rehusa y resiste, la viola. Notemos los efectos a largo plazo que ella sufre como resultado del abuso sexual. Ella está conmocionada y no puede creer que Amnón esté actuando de esa manera hacia ella (vers. 15-17, 19); por consiguiente, se sienta inmerecidamente humillada, avergonzada y culpable.

Conforme se intensifica la depresión emocional de Tamar, ella se vuelve temerosa, dependiente y necesitada; busca con desesperación ayuda, apoyo y comprensión. En lugar de alentarla a que hable del problema, su hermano Absalón insiste en que no se lo cuente a nadie. El temor y la desesperación de Tamar llegan a dominar su vida y la dejan en un estado de desolación y soledad, emocionalmente herida. Sin que nadie se esfuerce por ayudarla a sobreponerse a los efectos del incesto, Tamar es privada en su juventud de poder llegar a experimentar alguna vez una relación saludable con algún otro hombre.

Su hermano Absalón, como les sucede en la actualidad a los miembros de la familia de las víctimas de violación, se encuentra a sí mismo no sólo tratando con su propia reacción ante el ataque sufrido por el ser querido, sino también siendo testigo del trauma emocional de su hermana; por eso trama su venganza (vers. 23, 32). Como en muchos casos de abuso físico y sexual, el resultado es la muerte.

El maltrato físico es el último intento desesperado de parte del ofensor para obtener el control de su víctima. La naturaleza progresiva del maltrato requiere que haya un ofensor (la persona que maltrata) y una víctima (la persona maltratada). Uno no puede cambiar al ofensor, pero uno puede dejar de ser la víctima. A continuación enumeramos 14 sugerencias para poner fin al ciclo del abuso o maltrato:

No acepte el maltrato. Mientras más tiempo continúe, más difícil será detenerlo.

Informe cualquier abuso físico o sexual a la policía u otras autoridades.

Tenga en cuenta que el abuso es algo serio. Es algo que amenaza la vida. Una de las razones por la que el abuso es aceptado es porque la vida de la víctima ha sido devaluada por la persona misma y por otros.

El temor es otra razón por la que el abuso es aceptado.

Tenga en cuenta que el maltrato emocional es tan serio como el abuso físico. El maltrato físico puede causar la muerte, y el abuso emocional puede resultar en el suicidio.

No crea que usted tenga la culpa. Nadie merece ser maltratado. El abuso es una declaración acerca del ofensor, no de la víctima.

No acepte excusas. Esto le da al ofensor permiso para abusar de usted bajo esas circunstancias.
No confunda el amor con el abuso. Si usted es amado, no será maltratado. Si usted está siendo maltratado, no está siendo amado.

No trate con los conflictos cuando están candentes. Cuando uno de los dos, o ambos, está emocionalmente alterado, el juicio y la razón se ven perjudicados. No es el momento adecuado para tratar de resolver los problemas. Tranquilícense primero.

No haga uso del maltrato para detener el maltrato.

Contrarrestar el maltrato con el maltrato es la mejor garantía para echara a perder una relación. Estropeará su vida y las vidas de sus hijos.

Insista en buscar ayuda profesional. La primera vez que ocurra el maltrato, dígale a su compañero/a de manera inequívoca que usted no lo tolerará. Hable acerca del problema, aprenda técnicas para resolverlo, y acuda a un profesional que se especialice en el problema del maltrato para recibir instrucción sobre la buena comunicación.

Tenga en consideración el daño que el maltrato les ocasionará a sus hijos.

Muchas mujeres maltratadas que no toman medidas para protegerse a sí mismas por lo menos las tomarán para proteger a sus hijos. Si sus hijos no están siendo maltratados ya, lo más probable es que pronto lo serán.

El ofensor invariablemente dirige el maltrato hacia sus propios hijos. El daño es tanto físico como sicológico y espiritual.

Tenga en consideración el daño que el maltrato le está causando al ofensor. El maltrato también daña al ofensor. Si usted no detiene el maltrato, ninguno de los dos tendrán una relación saludable.

Esté preparado/a para irse. Si usted es un rehén financiero o emocional, usted y los otros cuya protección depende de usted son vulnerables a un maltrato continuado.

Busque la ayuda y guía de Dios por medio del poder de la oración.

La Palabra de Dios ofrece una perspectiva clara sobre la amistad y el matrimonio como Dios los ha ordenado: que cada uno se someta al otro en amor (Efesios 5:21). Nos muestra que su voluntad es que todas las personas hagan su parte por vivir en paz (1 Corintios 7:15, Romanos 12:18). En 1 Pedro 2:17 y Filipenses 2:3 se enseña que nos tratemos unos a otros con respeto. En Gálatas 6:2 se nos recuerda que sobrellevemos los unos las cargas de los otros.

sábado, 26 de diciembre de 2009

PARA SER LUZ HAY QUE VIVIR EN LUZ

“Jesús dijo: ¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? 22 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz. 23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.” (Marcos 4: 21-23)

1. Cada verdadero cristiano es llamado a ser luz

La luz sirve para alumbrar, y por ello ha de ponerse en un lugar que permita que sus rayos se dispersen por todo el espacio posible, de manera que sea efectiva esa luz.

Somos llamados a ser luz.

No estamos en esta vida para pasarlo lo mejor posible, y ya está.

Esta vida no es principio y fin de nada. Aún y así es importante lo que hagamos en esta vida.

No estamos aquí para vivir conforme a nuestros sueños, deseos, ambiciones, convicciones personalistas; ni como simples religiosos, poniendo el listón conforme a nuestra medida humana.

Estamos aquí para satisfacer el corazón de Dios.

Sólo podemos satisfacer el corazón de Dios, si vivimos conforme a Su propósito, y así, conforme a Su gracia para de ese modo hacer Su obra:

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2: 10)

En ese sentido, estamos en esta vida para ser luz a todo y a todos.

La luz disipa las tinieblas, que es lo escondido, lo oculto, lo secreto, lo malvado, lo estéril, lo pecaminoso. El maligno actúa así. La manera de combatir al enemigo y su fruto de muerte y destrucción del alma, es siendo verdadera luz.

Jesús es la Luz. Si ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí, entonces yo soy luz en este mundo:

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder” (Mateo 5: 14)

No es que se nos haya encomendado el destruir la maldad de este mundo, sino que al ser luz en este mundo, todo quede expuesto.

Dios quiere que haya una “raza” de hombres que marquen una absoluta diferencia en esta vida. Esa “raza” somos nosotros, los cristianos.
Ese es el propósito de la Iglesia en este mundo. Al ser testimonio de Cristo (Hchs 1: 8), somos luz, la cual revela todo.

Pero para ser luz, hay que vivir en luz:

A. Para ser luz, hay que vivir en la Luz

“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 5-7)

De este pasaje deducimos lo siguiente:

Al andar en comunión con Dios, andamos en luz, y practicamos la verdad.
Andando en luz (porque Él es luz), tenemos verdadera comunión con los que son como nosotros.
Al andar en luz, la sangre de Jesucristo es entonces efectiva para limpiarnos de todo pecado.
Andando en luz, lo sintamos o no, lo entendamos o no, seamos conscientes o no, somos luz allí donde estamos.

Esta es la luz que debe brillar en este mundo oscuro y condenado. Siendo luz, el que sea de la luz, se aproximará a nosotros; y los que son de falsa luz, serán expuesto

. Todo será a la postre revelado
“22 Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz. 23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.” (Marcos 4: 22-23)

Tenemos la promesa de parte de Dios, de que nada que esté oculto – especialmente si lo está de forma premeditada – permanecerá oculto, sino que todo será expuesto o manifestado.

Esto será así siempre en el contexto de que la luz esté alumbrando.

Si somos luz, más tarde o más temprano lo secreto, lo oculto, lo maligno que se acerque a nosotros o conviva con nosotros, será manifestado; será descubierto.

El diablo y los que son de él siempre están en desventaja (aunque a veces no lo parezca) con los que somos de la luz.

Jesús hizo una admonición muy clara: “Si alguno tiene oídos para oír, oiga”. Es una advertencia para todos, y es una palabra de alivio para los que somos de la luz.

Muchos se esfuerzan en ocultar ante los demás esto o aquello; pero tenemos la promesa clara: “no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”

(Juan 1: 5) “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”

La luz es más notoria cuando más notorias son las tinieblas.

No hay manera de escapar de la luz cuando esta está alumbrando. No hay manera de que los pretenden ser lo que en realidad no son, puedan prevalecer en su engaño.

La falsa luz siempre es expuesta por la luz verdadera.

Andando en luz, los pecados son revelados

Por otro lado, si alguno anda en luz, lo que estuviera oculto en él, aun sin saberlo, será también revelado.

El pecado de uno será manifiesto para el que anda en luz, para que así se pueda arrepentir y apartarse. Esta es la obra del Espíritu Santo en cada uno de Sus hijos.

La cuestión de base aquí es: andar en luz.

EL JUSTO CAE SIETE VECES Y SIETE VECES SE LEVANTA

JESÚS Y PEDRO (comentario de Jn21:15-19)
Jn 21:15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
Jn 21:16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Jn 21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Jn 21:18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
Jn 21:19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.

1- “Cuando hubieron comido...”
Jesús elige el momento adecuado.
Esta conversación que Jesús iba atener con Pedro no iba a ser una conversación cualquiera, era importante.
Después de saciar nuestra hambre viene la sobremesa, es cuando los comensales estan relajados, se toma té, café... El corazón esta mas contento con el estomago lleno.
Antes de comer Pedro tenia hambre, Jesús quería tener a Pedro al 100% de su atención.

Dios actúa así con nosotros: Nos habla en el momento adecuado. Y el elige el tiempo, y requiere toda nuestra atención.

Leer la Palabra distraído, orar pensando en otra cosa, tener la mente fuera en la alabanza... Todo esto no “ayuda” a que el Señor nos hable.

Y como cristianos podemos pasar mucho tiempo sin tener tiempo para Dios. El Señor quizá entonces para hablarnos tenga que meternos en algún “lio” en el que tengamos que clamarle a El.

2- “Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás”
Una de las cosas mas increíbles que uno encuentra el la Biblia es como Dios siendo Dios, y yo siendo nada, conozca mi nombre y se ocupe de mi.

En el Antiguo Testamento Dios llamaba por nombre a sus siervos. Dos ejemplos:

A Moisés al acercase a zarza que ardía y no se apagaba le dijo “¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”. (Ex 3:4-5)
A Abram le dijo: “No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”. (Gn 15:1)
En los evangelios tenemos a ese Dios poderoso hecho hombre en Jesús (“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Jn 1:14 )

Y en este pasaje que estamos comentando tenemos a Pedro frente al mismo Dios, hablándole cara a cara, llamándole por su nombre, comiendo pescado en la playa!!
A veces se nos olvida que Jesús es Dios.

Jesús les dijo en una ocasión a los discípulos que era mejor que el se fuera para que pudiera venir el Espíritu Santo (leer Jn 16:7)
Les estaba diciendo que era mejor que el Espíritu Santo estuviera EN nosotros, después de realizada su misión, a que Jesús estuviera CON nosotros.

Ese mismo Dios poderoso del AT, que tronaba en el Sinaí y que los israelitas se tapaban los oídos porque no podían soportar la voz directa de Dios, y le decían a Moisés que no nos hable El... (leer Ex 19) hablaba con Pedro, y esta EN nosotros!!

n 21:15 ...Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
Jn 21:16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Jn 21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

Esta es una conversación que tu y yo podemos leer ahora, y resto de discípulos pudieron oír, pero seguro que solo Pedro y Jesús entendían en su totalidad su trasfondo, todo lo que implicaba esa conversación, y toda su importancia.

Esa conversación era fruto de una vivencia en común, de personas que han pasado juntas situaciones difíciles.

¿No te ha pasado que estás en una conversación entre dos personas, y entiendes lo que dicen pero intuyes que detrás de esas palabras hay algo mas, y dices “me estoy perdiendo algo”?

Eso es lo que nos puede pasar leyendo este pasaje.

Vamos a tratar de entender el pasaje mejor, y para ello vamos recopilar las vivencias entre Jesús y Pedro, y luego volvemos a leer el texto a ver si lo entendemos de otra manera...

Además esto nos va a servir para conocer mas cómo era Pedro.

1. Pedro es presentado a Jesús por su hermano Andrés. El Señor le ve y le dice: “Tu eres Simón, hijo de Jonás, tu serás llamado Cefas que quiere decir Pedro” (Jn 1:42)
Aquí Pedro conoce a Jesús pero no se va con El. Sigue con su trabajo.

2. Pedro y Andrés estaban pescando y Jesús les llama desde la orilla: “Venid en pos de mi y os haré pescadores de hombres” (Mt 4:19)
Aquí Andrés y Pedro siguen al Señor.

Pasa unos tres años con Jesús: Recibe enseñanzas, ver milagros, convive con Jesús...

3. Jesús en una ocasión acompañado con Jacobo, Juan y Pedro a un monte. Y allí se transfigura y conversa con Moisés y Elías. Fue ahí cuando Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. (Mc 9:5)

4. Ve a Jesús andar sobre el mar, y le dice: “Señor si eres tu manda que yo vaya a ti sobre las aguas” (Mt 14:28)
Estaban los doce en la barca y fue Pedro quien se arriesgó.

5. Una vez Jesús preguntó a los discípulos: “¿Quién decís que soy yo?”Pedro enseguida se lanzó a contestar: “Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente”(Mt 16:15)

6. Al poco tiempo Jesús reprende a Pedro y le dice: “Quítate delante de mi Satanás, me eres tropiezo porque no pones la mira en las cosas de Dios sino en las de los hombres”(Mt 16:23)

7. Pedro fue el que preguntó a Jesús:”¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que pecare contra mi?¿Hasta siete? Jesús le contesto: No te digo siete sino hasta setenta veces siete”(Mt 18:21)

8. Jesús eligió a Pedro y a Juan para preparar un suceso tan importante como la Pascua, la última cena. (Mc 9:2)

9. Pedro se negó en un principio a que Jesús le lavara los pies: “¿Tu me vas a lavar los pies? No me lavaras los pies jamás!” A lo que el Señor le contestó: “Si no te lavare los pies no tendrás parte conmigo”. Pedro dijo entonces: “Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza” (Jn 13:6-7)

10. Pedro aseguró Jesús que nunca le negaría: “Aunque me sea necesario morir contigo no te negaré”(Mt 26:35)
“Aunque todos se escandalizaren de ti, yo nunca me escandalizaré” (Mt 26:33)

11. el Huerto de los Olivos, Jesús escogió a Pedro, Jacobo y Juan para que le acompañaran mientras oraba. Y se quedaron dormidos. (Mt 26:37)

12. Cuando Jesús es arrestado, Pedro saca una espada y le corta la oreja a un siervo del Sumo Sacerdote. Jesús le dijo: “Vuelve la espada a su lugar, porque todos los que tomen espada a espada morirán” (Mt 26:52)

Jesús muere en la cruz, es guardado en el sepulcro, y resucita...

13. Pedro es avisado por las mujeres de que no esta Jesús en el sepulcro. Y va corriendo con Juan a comprobarlo. Y ve la tumba vacía. (Lc24:12)

14. Pedro ve a Jesús resucitado el primer día. La Biblia no da mas detalles. (Lc24:34)

15.Pedro vuelve a ver a Jesús resucitado dos veces mas cuando están los discípulos reunidos (Jn 20:19 y 26)

16. Esta es la tercera vez que ve a Jesús resucitado.

Aparte están todas las vivencias que tuvo Pedro con el Señor y que no están escritas, y pertenecen a la privacidad de los dos.

El perfil rápido de la personalidad de Pedro es:

-Impetuoso
-Temperamental
-Valiente
-Inconstante
-Autosuficiente
-etc...

Leamos de nuevo Jn 21:15-17

Jn 21:15 ...Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
Jn 21:16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
Jn 21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

Es algo diferente a las otras: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? “
La respuesta de Pedro: “Sí, Señor; tú sabes que te amo.”

¿No se ve aquí un cambio de actitud de Pedro? En otro tiempo hubiera dicho: Sí Señor te amo mas que estos.
Ahora simplemente dice: Sí, Señor; tú sabes que te amo.

Recordemos lo que dijo en Mt26:33 “Aunque todos se escandalizaren de ti, yo nunca me escandalizaré”.

Pero vemos ahora que Pedro ya no se cree que puede mas que los demás y que su confianza en sí mismo se había caído.

Esto es bueno, porque ahora el Señor podía empezar a edificar. Dios tiene que derribar toda autosuficiencia en nuestra vida.

Si leemos el Salmo 119, vemos que en cada una de sus partes el salmista repite una y otra vez lo mismo:

Enséñame tus estatutos.
Susténtame con tu Palabra.
Hazme entender tu camino.
Dame entendimiento.

Esa dependencia continua del Señor es lo que quería el Señor para Pedro y quiere para nosotros.

Y vemos ahora a Pedro mas en esa línea: Mas reflexivo, mas asentado, menos autosuficiente, mas humilde.

Esto es lo que Dios hace en nuestras vidas en cada uno de nosotros en nuestro caminar con El.

3.3 ¿ME AMAS? X 3 VECES

Aquí, después de que Pedro le negara tres veces, Jesús le pregunta otras tres si le amaba.
El Señor estaba dando a Pedro la oportunidad de volverle a decir con su boca que le amaba y que el Señor después de esta confesión pudiera decirle que apacentara mis ovejas, en definitiva, le estaba diciendo a Pedro: Pedro, me eres útil!!

Una de las cosas que le pueden pasar a un cristiano cuando cae en mayor o menor grado es que se siente: Alejado de Dios, abandonado por Dios, inútil para Dios, condenado...

Y Satanás y sus demonios se encargan de hacerte sentir así y que así te quedes. Si no puede arrancarte la fe, por lo menos que esa fe no se ponga en movimiento. Y así hay cristianos inutilizados.
Pero esos cristianos quieren en su corazón al Señor; están derribados pero no destruidos.

Así se podía sentir Pedro después de haber negado al Señor tres veces.

Y esto está escrito porque Dios sabía que al igual que Pedro iba a ver muchos cristianos paralizados. Al igual que el Señor le habilitó a Pedro dándole un encargo, el Señor les dice: ME ERES ÚTIL!!

Levántate , ponte en marcha!!

Porque el justo cae siete veces y siete se levanta (Pr 24:16)

Lc 22:31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
Luc 22:32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

Aquí el Señor le esta dando a Pedro un anticipo de lo que va a pasar:

Satanás te va a zarandear
Vas a caer
Te vas a levantar
Vas a pastorear
Pero entonces Pedro no se enteraba de nada. Ahora en esta conversación con Jesús tenia para él todo el sentido.

Hay cosas que el Señor nos hace pasar que no tiene sentido para nosotros, y preguntamos: ¿Porqué?
Pasan los años, echamos la vista atrás y entendemos.
Y en todo este tiempo, era el Señor el que nos sostenía.

Muchas veces no sabemos dónde estamos, ni dónde nos quiere llevar el Señor; no sabemos nada.
Y mientras dura este proceso ¿que es lo que debemos tener? Fe.

Porque debemos recordar el principio básico de que: TODO LO QUE NOS PASA ES PORQUE DIOS QUIERE.

Dios nos ha dado fe, pero es responsabilidad nuestra mantenerla, cuidarla (“Cuidad en vuestra salvación con temor y temblor” Fil 2:12)

Jesús oro por Pedro para que su fe no faltara.

Y nosotros podemos leer en Romanos 8:34: “...Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”
Vemos que al igual que Pedro tuvo el respaldo de Jesús para su fe, nosotros tenemos el respaldo de Jesús para nuestra fe. Nada ha cambiado.

Y sabemos que no siempre es fácil mantenernos en fe, por eso el Señor en su Palabra nos ha dado mucha munición:
Toda la segunda parte del capitulo 8 de Romanos es un alegato de Pablo para que tengamos ánimo y mantengamos nuestra fe:

Rom 8:27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Rom 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Rom 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Rom 8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
Rom 8:31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Rom 8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Rom 8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
Rom 8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
Rom 8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Rom 8:36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
Rom 8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Rom 8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
Rom 8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Tres veces le dijo: Pastorea mis ovejas.

El Señor quería a Pedro como Pastor.
El Señor quería a Felipe como Evangelista.
A Pablo como Maestro y Apóstol
Etc...

En la Iglesia hay trabajo para todos. Dios te va a poner a servirle en cuanto te dispongas a servirle.

Pero aquí el punto no es tanto dónde nos pone sino: “¿Me amas?”
Porque si amas al Señor Dios te va a usar para servirle.
El servicio es fruto del amor por el Señor.

Yo creo que una oración que todos los cristianos debemos hacer constantemente es: Señor, pon en mi mas amor por ti.

6- Jesús, una vez arreglado el pasado (el asunto espinoso de la negación), le encarga el presente (en seguida Pedro iba a pastorear la iglesia de Jerusalén), y le muestra el futuro.

Jn 21:18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
Jn 21:19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.

“...Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías”: El Señor reconoce aquí el cambio que ha habido en Pedro. Antes hacia lo que quería, iba a donde le apetecía sin contar con el Señor. Ahora ya no.

¿Y nosotros? ¿Contamos con el Señor?
Porque ya no somos solo nosotros, eso éramos antes de convertirnos, cuando creíamos que éramos libres.
Ahora todo debe ser en Cristo, ante era sin Cristo. Ahora sí somos libres.
La libertad no consiste en hacer lo que queremos sino lo que quiere el Señor.

“...mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.”

Que va a ser hecho prisionero
Que va morir crucificado
Que esto sucederá cuando sea viejo
Entiendo que esto no sucede mucho en la Biblia, que es una excepción, solo aplicable a Pedro.
Dios no nos suele decir nuestro futuro y mucho menos cuando y cómo moriremos... No nos convendría.

Pero una cosa es segura, será cuando El quiera. El es soberano. El es el dueño de la vida. El nos la dio, El nos la quitará. Y nada trajimos al venir a este mundo y nada nos llevaremos.Mientras, vivamos una vida consagrada a El.

Dios les bendiga

¿SE PUEDE PERDER LA SALVACIÓN?

“Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación” (Salmo 13: 5)

Una de las grandes controversias de todos los tiempos en el seno eclesial, ha sido y es acerca de la salvación, en cuanto a si se puede llegar a perder o no.

Existen innumerables discusiones y exposiciones teológicas y pseudo teológicas se han hecho y seguramente se seguirán haciendo.

Unos dicen: “Una vez salvo, siempre salvo”. Otros dicen: “La salvación se puede llegar a perder”…

Acerca de si la salvación se puede llegar a perder o no, hay que partir de dos posicionamientos muy diferenciados el uno del otro. El primero es el posicionamiento de Dios. El segundo es el del hombre.

“Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda” (Salmo 139: 3, 4)

¿Sabe Dios quien es salvo?

Podríamos emitir esa respuesta en dos partes.


Dios lo sabe todo desde siempre (Él es eterno), por lo tanto, Dios sabe quien es salvo.

Partiendo de aquí, la salvación no se puede perder porque el que es salvo conforme a Dios, es porque lo es por siempre y desde siempre (hablo en términos de eternidad), y Dios lo sabe desde siempre. Veamos algunas escrituras que nos hablan de ello.

“En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1: 5)

“En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (Efesios 1: 11)

“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8: 29, 30)

Esa predestinación, no sólo implica la explícita voluntad de Dios de salvar al individuo en concreto, sino que también significa el conocimiento anticipado o presciencia de Dios. Diciéndolo en términos naturales, Dios siempre ha sabido quien es salvo.

Dicho en términos más comunes, a Dios nada le coge ni le puede coger por sorpresa. Esa es una de las diferencias entre el Creador y la criatura.

“El que es verdaderamente salvo, lo es, lo ha sido y lo será, conforme a la perspectiva divina; desde la eternidad”

Dios escogió a los que serían salvos desde el principio:

“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2 Tesalonicenses 2: 13)

El principio aludido en esa escritura, siempre hay que entenderlo como conforme a Dios, es decir, en términos de eternidad, y no de transitoriedad.

Seguimos. La salvación es cosa exclusiva del Padre:

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6: 44)

Fuimos salvos según Su propósito (Su voluntad), antes de la creación del tiempo, es decir de la existencia que nos rodea, como la vemos y entendemos:

“[Dios] quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1: 9)

Por lo tanto, hasta aquí podemos señalar y también asegurar, que Dios sabe quienes son Sus salvados. Fíjense en la siguiente declaración escritural, la cual no deja margen de duda alguna:

“aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2: 5, 6)

Aquí vemos con claridad meridiana que para Dios, los salvos ya estamos resucitados y estamos sentados (lo cual implica actitud de descanso o reposo) en el cielo con el Señor Jesús. En otras palabras, Dios no sólo sabe, sino ve a los salvos, gozándose con ellos. Esto es así porque en la eternidad no existe el tiempo, sino que toda la realidad natural de todos los tiempos, pasado, presente y futuro, está cabalmente cumplida ante Él, y esto antes de que Dios creara las cosas visibles, de las que no se ven (He. 11: 3).

Por eso la Escritura también nos asegura que Dios sabe quienes son los suyos:

“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos…” (2 Timoteo 2: 19)

Por lo tanto esa salvación conforme Dios siempre la ha visto, no se puede perder.

Insisto, conforme a Dios, la salvación no se puede perder.

“La salvación es el más precioso regalo de Dios al hombre, y sólo se recibe por la fe, la cual también la da Dios. Dios desea que todos sean salvos (1 Ti. 2: 4), aunque Dios salva a aquellos que quiere salvar (Ef. 2: 8)”

¿El que se dice nacido de nuevo puede pecar de forma fría y voluntaria?
“…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil. 2: 12)

Digo: ¿El saber que Dios sabe que soy salvo, me ha de hacer relajar hasta el punto de apartarme por el engaño del pecado (He. 3: 13)? Si así fuera, me estaría engañando a mí mismo creyendo que soy salvo.

Jesús dijo que los íbamos a conocer por el fruto (Mt. 7: 16). El fruto determina o muestra la realidad al respecto.

La Biblia dice que, el que es verdaderamente salvo, no puede pecar voluntariamente, es decir, a propósito y con alevosía:

“El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3: 8, 9)

Es más, la Biblia dice que al que peca voluntariamente, “después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (Hebreos 10: 26, 27)

El que yendo a la iglesia con regularidad, llamándose a sí mismo cristiano, y habiendo recibido la luz de la verdad del Evangelio en su corazón – con todo ello - peca a conciencia y de forma habitual, en realidad es un apóstata. A Dios no se le puede burlar (Gl. 6: 7)

“Judas Iscariote es un buen ejemplo de un discípulo a quien no le faltaba conocimiento pero que carecía de fe verdadera, y llegó a convertirse en el peor apóstata”

Leemos en Hebreos 3: 14; “Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio”

De ahí deducimos que los únicos que realmente han sido hechos participantes de Cristo conforme Dios lo entiende, son los que retienen firme hasta el fin la confianza del principio. Veremos más de esto en otro punto.

“Oh Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses, o el hijo de hombre, para que lo estimes?” (Salmo 144: 3)

Sabe el hombre quien es salvo? Pues a excepción del individuo en relación a sí mismo, obviamente, no.

La enorme diferencia entre la criatura (el hombre) y el Creador (Dios), es la limitación del primero, y la infinidad del Segundo.

Hay ministros que desde el púlpito se dirigen a todos sus oyentes asegurándoles que son salvos. Eso es necedad y engaño. No podemos presuponer que los participantes en la asamblea cristiana son todos de Cristo (cp. 2 Jn.10, 11)

“Dice la Biblia que el corazón del hombre es engañoso (Jer. 17: 9). No solamente a causa de la caída, sino que también podría serlo a causa de la propia limitación como criatura”

El hombre sólo ve y entiende hasta un límite
El hombre - incluso el más espiritual y rendido a Cristo de los hombres – puede llegar a estar convencido de algo, puede estar creyendo entender algo, puede estar seguro de algo, resultando estar equivocado; porque excluyendo la misma Palabra de Dios, todo lo demás está expuesto al error y al engaño. Esta es la realidad en lo natural que nos está tocando vivir en esta dispensación actual.

Así como Dios conoce a los que son Suyos, el verdadero creyente (por tanto, salvo) no conoce necesariamente a los que dicen ser salvos, si lo son o no. Me explico. Tantos de nosotros, los cristianos ya de años, hemos experimentado tantas sorpresas, alguna de ellas desagradable, como la de ver a queridos hermanos en la fe, que un buen día se apartan – ya no de la iglesia o de los hermanos – sino de Dios mismo, llegando claramente a apostatar de la fe, por negarla no sólo con sus palabras, sino con sus hechos de práctica pecaminosa y voluntaria.

Llegados a ese punto, desde el posicionamiento del hombre, diríamos con toda naturalidad que tal hermano, ha perdido la salvación; concluyendo que la salvación se puede llegar a perder.

Eso es lo que nuestros ojos han visto y ven; esa es la evidencia; esa es la realidad. Indudablemente, es así…pero sólo según nuestro entendimiento, conforme a nuestra desmesurada incapacidad.

Respecto a ese “hermano” que ha visiblemente apostatado, si le preguntáramos a Dios, seguramente Él nos traería a la mente el siguiente pasaje de la Escritura:

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos… entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7: 21, 23)

Esto en cuanto a los que evidencian una apostasía, pero también los hay que no:

“Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 7 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad” (Lucas 13: 26, 27)

Son todos aquellos (y sólo el Señor sabe cuantos) que están en las iglesias de Cristo, y que a ojos nuestros son hermanos, pero no para Dios. Jamás fueron salvos.

Pongo estos ejemplos aquí para que podamos entender que en nosotros no está el saber todas las cosas, y que por tanto, nuestro posicionamiento en cuanto a saber si la salvación se pierde o no se pierde, nada tiene que ver con el posicionamiento de Dios, que es el que realmente cuenta. Otra vez: conoce el Señor a los que son suyos (2 Tim. 2: 19)

“Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 7 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad” (Lucas 13: 26, 27). Ir a la iglesia no es sinónimo de ser salvo; pero ir a la iglesia es mandamiento según la Ley de Cristo para todos los salvos (He. 10: 25)” El salvo es el que verdaderamente ha nacido de nuevo
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3: 3, 7)

La Biblia muy claramente nos dice que el que ha nacido de nuevo, verá el reino de Dios, y si uno ha nacido de nuevo, es porque previamente ha muerto a la vida antigua de pecado y muerte:

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús…Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8: 1, 2)

El hombre antiguo está crucificado con Cristo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2: 20)

No vale decir como enseñan algunos, que en el caso del nacido de nuevo, a veces el hombre viejo se “descuelga de la cruz”, y por un momento o dos vuelve a la antigua vida. Eso no es cierto:

“Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3: 9)

El que ha nacido de nuevo, como la misma expresión lo indica, ha pasado de muerte a vida.

Por tanto, insistimos en este punto que es crucial: no el que dice ser creyente. No el que dice ser cristiano. No el que dice haber tenido una experiencia con Dios. No el que ha tenido una experiencia con Dios. No, sino el que verdaderamente ha nacido de nuevo, este es el salvo a los ojos de Dios; es salvo conforme a Dios, y está por tanto sentado en los lugares celestiales junto con Cristo (Ef. 2: 6), conforme a la economía de Dios. Y Dios por Su Espíritu le revela que es salvo:

“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8: 16)

El que es salvo, lo sabe.

Muchos me dirán aquí respecto a que la salvación se puede perder:

He conocido personas que un día se entregaron a Cristo, lloraron por sus pecados, dieron testimonio de Cristo y de su salvación, por meses o años estuvieron en la iglesia, etc. aunque luego, por diferentes motivos, se apartaron del todo y ahora viven en pecado y conforme al mundo”

“¿Cómo puede estar usted seguro de que realmente habían nacido de nuevo?”

“Usted no puede estarlo”

Muchos hacen confesión de recibir a Cristo – pero sólo es una confesión de labios para afuera:

“Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de Mí” (Mateo 15: 8)

Muchos lloran por sus pecados, pero sólo “lloran”, no se arrepienten y se apartan:

[Esaú] “fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (Hebreos 12: 17)

Muchos se encuentran cómodos en las iglesias, donde reciben amor, aceptación, cariño, etc.

“Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 7 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad” (Lucas 13: 26, 27)

Por lo tanto, toda su manifestación espiritual fue sin duda conforme a apariencia externa.

“Las lágrimas no siempre hablan de lo que hay en el corazón”

Existe otro caso respecto al enunciado anterior. Son las personas que realmente gustaron el don de Dios. Es decir, realmente tuvieron una experiencia mística con Dios, pero no nacieron de nuevo.

Veámoslo en la Escritura:

“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio” (Hebreos 6: 4-6)

Claramente la Palabra aquí nos habla de esas personas. No dice que nacieron de nuevo, sino que tuvieron una experiencia con Dios, pero luego recayeron. Veámoslo con cierto detenimiento:

“…fueron iluminados…”: Es decir, habían recibido instrucción en la verdad bíblica por medio de su intelecto; pero “entender el Evangelio” no equivale necesariamente a “ser regenerado” (ver He. 10: 26, 32)

En Juan 1: 9 leemos; “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”. Claramente vemos que a pesar de que Cristo, la Luz del mundo, alumbra a todo hombre, todo hombre no es de Cristo.

“…gustaron del don celestial…”: “gustar” significa experimentar algo de forma consciente.

“Cristo gustó la muerte (He. 2: 9) sólo por un momento, y no fue una experiencia continua ni permanente. Todos los hombres experimentan la bondad de Dios, pero esto no significa que todos sean salvos (cp. Mt. 5: 45; Hchs. 17: 25)”

Esas personas aludidas gustaron por un momento o por un tiempo del don celestial, lo que llamaríamos, tuvieron una experiencia mística con Dios, y nada más.

“…fueron hechos partícipes del Espíritu Santo…”: En el mismo sentido que “gustaron del don celestial”, estuvieron en el mover del Espíritu Santo (muchos incluso profetizaron, como Saúl, y echaron fuera demonios, etc.), pero eso no les convirtió en verdaderos creyentes, como no lo fue Saúl.

Conocemos creyentes que tenía el ministerio de echar fuera demonios de las personas, y lo hizo por años, ¡los mismos que vivió en práctica de adulterio!

No nacieron de nuevo, porque apostataron de la fe. Otra vez, conforme a Dios, si no fueron salvos al final, tampoco lo fueron al principio.

En ambos casos, ¿Fueron esas personas salvas, es decir, nacidas de nuevo? Obviamente, no.

“El que está sellado con el sello del Espíritu Santo (Ef. 1: 13), en la economía de Dios lo está desde el momento en que antes de la fundación del mundo Él determinó que así fuera”

Las pruebas de Dios son para revelar la realidad en la que vive el cristiano profesante
“Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2: 19)

¿Por qué salieron de nosotros? Porque no eran de nosotros. Las pruebas que Dios permite o envía, les hicieron sucumbir de su falsa profesión de fe.

¿Saben porque la Palabra dice que nuestro Dios es justo que prueba la mente y el corazón, (S. 7: 9)? Justamente para que discernamos quien es quien, quien es qué y quién soy yo, o usted, y todo ante Dios.

“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8: 35-39)

La Biblia dice que el que ha nacido de nuevo es más que vencedor (Ro. 8: 37) ¿Saben por qué lo dice?, pues porque a través de las diferentes pruebas, venciéndolas (y sólo eso se puede hacer con y por la gracia de Dios), se muestra lo que uno es en Dios: una nueva criatura.

Al salvo, nada le apartará del amor de Cristo, ¡Nada!, pero del no salvo, cualquiera de esa cosas mencionadas en esa escritura le apartará – sea que siga en la iglesia o que salga de ella.

Por las pruebas se puede atisbar quién es realmente nacido de nuevo, de quien no lo es.

“Es por pasar por las dificultades propias de la vida, más las que Dios permite, que el creyente levanta sus manos a Dios, esperando sólo en Él”

Como hemos visto y entendido, para Dios la salvación no se puede perder ya que Él lo ve todo desde la perspectiva eterna, no obstante, según el mero entendimiento humano, sí.

Dios es el único que puede ver en el corazón del hombre. Dios es el único que conoce íntimamente al hombre.

El “una vez salvo, siempre salvo”, desde la perspectiva de Dios es correcto, pero desde la perspectiva del hombre hacia el hombre, no.

Dios les bendiga!!!.

DIOS DESTRUIRA TODA CONFIANZA EN LA PROSPERIDAD MATERIALISTA

“He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; gente robusta, gente antigua, gente cuya lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare. Su aljaba como sepulcro abierto, todos valientes. Y comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos y a tus hijas; comerá tus ovejas y tus vacas, comerá tus viñas y tus higueras, y a espada convertirá en nada tus ciudades fortificadas en que confías.” (Jer. 5: 15-17)

En el tiempo de Jeremías, Dios trajo enemigos armados contra Judá, y toda la prosperidad en la que confiaban fue de un plumazo barrida, y ellos fueron llevados cautivos a Babilonia. Por haber escuchado la voz de los falsos profetas por años, que les juraban de parte de Jehová todos los parabienes y bendiciones posibles, sus pecados quedaban siempre latentes en sus corazones, y no esperaban en modo alguno ese juicio de parte Dios, ya que ingenuamente creían que Dios estaba contento con ellos, por causa del engaño de esos falsos profetas a los que escuchaban de continuo...

¿Piensan que ahora no va a ocurrir algo similar, cuando el Señor está a las puertas, y viene a por una Iglesia santa, sin mancha ni arruga, la cual Él conoce? (Ef. 5: 27; 2 Ti. 2: 19) ¿Piensan que el Señor va a recoger a todos aquellos que sólo ponen la mira en las cosas de esta tierra, y todavía se jactan de haber muerto para sí y ser de Cristo? ¿De veras creen que el Señor puede ser burlado? (Gl. 6: 7)

¡Temamos a Dios!

En primer lugar, así como la abundancia material de Judá terminó, Dios destruirá toda confianza en la prosperidad materialista “cristiana”, porque desposeerá de esos bienes, y lo hará de maneras diferentes. Todo lo terrenal en lo que los cristianos profesantes ciegamente confían, se desvanecerá como un pergamino que se enrolla (Ap. 6: 14), con el fin de apercibirse de que para el Señor son desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos, ¡y esa es Su misericordia!, para que podamos elevar las voces al cielo, clamar a Dios, arrepintiéndonos de los pecados de codicia y de avaricia (Ap. 3: 17, 19), y ser liberados de toda esa trampa infernal.

“Toda prosperidad materialista en la que el cristiano pone su confianza, desaparecerá... ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo (Prov.23: 5)”

“Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Eufrates? Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.” (Jer. 2: 18, 19)

El Señor reprochó a Su pueblo que en vez de buscar la provisión en Él, la buscó en el mundo. Esto está ocurriendo de igual manera hoy en día. Nosotros andamos en el camino de Egipto también, ya que aunque no somos de Egipto, estamos en Egipto que simboliza el mundo, pero no hemos sido llamados a beber de las aguas del Nilo, que significa coparticipar del espíritu, las obras y de la oferta de este mundo. No obstante muchos que se dicen cristianos, hacen eso. Su confianza en realidad está en la oferta de este mundo. Beben de sus aguas, tanto del Nilo, como del Eufrates que aquí significa que su confianza la tienen en el mundo, y no realmente en Dios.

El beber de las aguas de este mundo, es sinónimo de depender de la oferta y provisión de este mundo. Así como Dios en tiempos de Jeremías destruyó la confianza y dependencia de Judá y Jerusalén en el mundo que le rodeaba, lo mismo hará hoy, en cuanto a todos aquellos que son hijos Suyos, pero su confianza realmente está en la provisión de este mundo ajeno a Dios.

No en vano la Escritura nos amonesta así:

“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?” (Santiago 4: 4, 5)

Por cierto, ¿Cuántos de esos actuales apóstoles de la prosperidad enseñan acerca de esa escritura?











ZAUDITH ALABA AL SEÑOR

ZAUDITH ALABA AL SEÑOR

LINEY CASTRO PEÑA-HERMANA DE ZAUDITH DA GRACIAS A DIOS.

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LAURA Y LUIS GUILLERMO GALEZZO SOBRINOS DE ZAUDITH TAMBIEN LE DAN LA GLORIA A DIOS

LAURA Y LUIS GUILLERMO GALEZZO SOBRINOS DE ZAUDITH TAMBIEN LE DAN LA GLORIA A DIOS




ELIECER NUÑEZ-CILIA PEÑA, TIOS DE ZAUDITH ALABANDO AL DIOS ALTISIMO

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PEDRO NELPEÑA DORMELINA CABRALES LINEY PEÑA CABRALES ALFONSO CASTRO PEÑA ADRIANA ALZATE

PEDRO NELPEÑA DORMELINA CABRALES LINEY PEÑA CABRALES ALFONSO CASTRO PEÑA ADRIANA ALZATE














































UNIDOS EN UN MISMO SENTIR-CLAMANDO Y PROCLAMANDO

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VECINOS-FAMILIA












SEGUNDA VIGILIA

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FAMILIA BENDECIDA





PRIMERA VIGILIA

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ROSIRIS PEÑA CABRALES, UNA MADRE AFLIGIDA, CONVOCA A FAMILIARES AMIGOS Y VECINOS DE SU HIJA ZAUDITH CASTRO PEÑA UNA JOVEN DE 26 AÑOS A QUIEN LE FUERA DIAGNOSTICADO UN CARCINOMA DUCTAL POBREMENTE DIFERENCIADO DE TIPO NO ESPECIAL CON UN GRAVE PRONOSTICO, A SERVICIOS DE VIGILIAS Y ORACIONES INICIALMENTE EN SU RESIDENCIA, POSTERIORMENTE EN VARIAS RESIDENCIAS DE FAMILIARES Y VECINOS, SINTIENDO UN TREMENDO GOZO AL VER LAS MANIFESTACIONES DE SOLIDARIDAD, AMISTAD Y APRECIO GLORIFICANDOSE ASI EL NOMBRE DEL SEÑOR. GRACIAS DIOS. BENDICELOS A TODOS!



ZAUDITH CASTRO EN SU PRIMERA OPERACION

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ROSIRIS PEÑA CABRALES-MADRE DE ZAUDITH

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HERMANA BLANCA TORRES

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Madre espiritual de Zaudith Castro Peña-Una gran guerrera

FAMILIA UNIDA

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Clamor unificado

ZAUDITH

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Alabando al Señor-Confiando solo en El






ABUELITOS, CUÑADOS, TIOS, PRIMOS-VECINOS

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Todos unidos en un mismo sentir